UN SANTO SIN PALABRAS-San Félix de Nicosia La película sobre la vida de San Félix de Nicosia: San Félix, su nombre de bautismo era Filippo Giacomo, nació en Nicosia del zapatero Filippo Amoroso y …Más
UN SANTO SIN PALABRAS-San Félix de Nicosia
La película sobre la vida de San Félix de Nicosia: San Félix, su nombre de bautismo era Filippo Giacomo, nació en Nicosia del zapatero Filippo Amoroso y Arcangela La Nocera. Muy devoto desde niño, su padre murió 15 días antes de que él naciera; dada su pobreza, siendo niño, para ayudar a su familia frecuentaba la tienda del zapatero Giovanni Ciavarelli, sufriendo bastante las malas palabras que allí se utilizaban. Se ha transmitido un episodio milagroso de su infancia: al pasar su dedo mojado en saliva sobre un trozo de cuero mal cortado por un trabajador desesperado, logró que el cuero volviera intacto. Durante siete años pidió ser admitido entre los frailes capuchinos de Nicosia, pero siempre se le negó porque era analfabeto. Fue el padre provincial de Mesina que se encontraba de visita en Nicosia, quien le hizo ingresar en el convento de los capuchinos de la cercana localidad de Mistretta, donde fue consagrado con el nombre de Felice. Al cabo de un año regresó a Nicosia, donde se dedicó a la mendicidad, visitando tanto las casas de los ricos para invitarlos a compartir sus bienes, como las de los pobres para darles consuelo material y espiritual. Fue muy paciente incluso cuando lo echaron mal. Se hacía llamar 'u sceccareddu', el burro que llevaba en su mochila todo lo que había recogido en el convento. El superior, el padre Macario, así como su guía espiritual, a menudo lo trataban con dureza, se burlaban de él llamándolo "tonto del pueblo" y "santunazzu scuntetu", Fra Félix respondió humildemente diciendo: "Por amor a Dios." Una vez le ordenó actuar en el refectorio del convento vestido de payaso y le hizo repartir una mezcla de ceniza y agua a los frailes como si fuera ricota fresca, que milagrosamente se convirtió en excelente ricota. Siendo analfabeto, aprendió de memoria los textos bíblicos durante los servicios religiosos y asimiló todas las lecturas edificantes leídas en el convento durante el comedor. Tenía una gran devoción por Jesús crucificado. Todos los viernes ayunaba a pan y agua y contemplaba la pasión y muerte de Jesucristo de pie en el coro del convento, con los brazos abiertos en forma de cruz. También se dedicó al cuidado de los enfermos, tanto en cuerpo como en espíritu, obteniendo muchas veces curaciones milagrosas para ellos. Se dedicó especialmente a la oración y la penitencia. En 1777, la cercana ciudad de Cerami fue azotada por una grave plaga, el superior de los capuchinos locales pidió a Félix que fuera a ayudar a los enfermos, lo que hizo con gran abnegación, a pesar de que ya era de edad avanzada. Murió el 31 de mayo de 1787.
La película sobre la vida de San Félix de Nicosia: San Félix, su nombre de bautismo era Filippo Giacomo, nació en Nicosia del zapatero Filippo Amoroso y Arcangela La Nocera. Muy devoto desde niño, su padre murió 15 días antes de que él naciera; dada su pobreza, siendo niño, para ayudar a su familia frecuentaba la tienda del zapatero Giovanni Ciavarelli, sufriendo bastante las malas palabras que allí se utilizaban. Se ha transmitido un episodio milagroso de su infancia: al pasar su dedo mojado en saliva sobre un trozo de cuero mal cortado por un trabajador desesperado, logró que el cuero volviera intacto. Durante siete años pidió ser admitido entre los frailes capuchinos de Nicosia, pero siempre se le negó porque era analfabeto. Fue el padre provincial de Mesina que se encontraba de visita en Nicosia, quien le hizo ingresar en el convento de los capuchinos de la cercana localidad de Mistretta, donde fue consagrado con el nombre de Felice. Al cabo de un año regresó a Nicosia, donde se dedicó a la mendicidad, visitando tanto las casas de los ricos para invitarlos a compartir sus bienes, como las de los pobres para darles consuelo material y espiritual. Fue muy paciente incluso cuando lo echaron mal. Se hacía llamar 'u sceccareddu', el burro que llevaba en su mochila todo lo que había recogido en el convento. El superior, el padre Macario, así como su guía espiritual, a menudo lo trataban con dureza, se burlaban de él llamándolo "tonto del pueblo" y "santunazzu scuntetu", Fra Félix respondió humildemente diciendo: "Por amor a Dios." Una vez le ordenó actuar en el refectorio del convento vestido de payaso y le hizo repartir una mezcla de ceniza y agua a los frailes como si fuera ricota fresca, que milagrosamente se convirtió en excelente ricota. Siendo analfabeto, aprendió de memoria los textos bíblicos durante los servicios religiosos y asimiló todas las lecturas edificantes leídas en el convento durante el comedor. Tenía una gran devoción por Jesús crucificado. Todos los viernes ayunaba a pan y agua y contemplaba la pasión y muerte de Jesucristo de pie en el coro del convento, con los brazos abiertos en forma de cruz. También se dedicó al cuidado de los enfermos, tanto en cuerpo como en espíritu, obteniendo muchas veces curaciones milagrosas para ellos. Se dedicó especialmente a la oración y la penitencia. En 1777, la cercana ciudad de Cerami fue azotada por una grave plaga, el superior de los capuchinos locales pidió a Félix que fuera a ayudar a los enfermos, lo que hizo con gran abnegación, a pesar de que ya era de edad avanzada. Murió el 31 de mayo de 1787.
